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La educación como propósito para algunas marcas Destacado

La educación como propósito para algunas marcas
Mientras hay marcas que buscan tener causas que las representen, proyectos adscritos a estas –como el de fundación Volemos Alto– esperan que dicho afán les brinde su apoyo.

Un importante logro tuvo la delegación chilena que participó en el Intelligent Ironman Creativity Contest, concurso organizado por la Universidad Nacional de Taiwán y el ministerio de educación de ese país en el que participan más de 8.000 estudiantes cada año.

Los dos equipos, de 6 estudiantes cada uno, que concurrieron al certamen obtuvieron los lugares 5° y 9° en un total de 36 equipos que participaron en esta que fue la final internacional del mismo, ocasión en que uno de los representativos chilenos fue reconocido también con el premio “Espíritu de equipo”.

La participación de los estudiantes secundarios de nuestro país se materializó a través de la fundación Volemos Alto, que gestiona programas y proyectos de emprendimiento escolar basados en las llamadas habilidades del siglo XXI. Tras una primera experiencia piloto en 2018, la selección local se hizo este año a través de un concurso interno,cuyo resultado fue elección de los ya mencionados, siendo la primera ocasión en que un país invitado hace una selección y que lleva más de un equipo.

Habilidades del siglo 21

A cargo de ejecutar este proyecto en Chile está Nicolás Prieto, director de innovación y desarrollo de Fundación Volemos Alto, quien explica que el concurso nació con la intención de desarrollar dichas habilidades. “Hace 20 años eran conocidas como habilidades relacionales y en Chile se les llamó también habilidades blandas” explica Prieto.

Según refiere, se detectaron problemas cuando Taiwán cambió su matriz productiva de bienes físicos a una de conocimiento y tecnología, que requería un perfil más de ingeniero que de operario. “Seguían funcionando con el modelo anterior, por lo que no había operarios suficientes para resolver problemas, pues su estructura piramidal les impedía dar ideas para una solución”, resume.

Desde hace tres años, este certamen, que presenta a los equipos problemas que deben resolver a través de las mencionadas habilidades, invita a delegaciones extranjeras, que participan en una final internacional. En esta ocasión, el team chileno que finalizó quinto estuvo sobre equipos de Rusia, Corea, Vietnam, Malasia, entre otros países.

Desafíos para el 2020

El desafío de la organización chilena para el concurso de 2020 es hacer una convocatoria a 150 equipos, más de mil niños, para iniciar la clasificación con 120 equipos. Estos competirían en cuatro etapas, la última de ellas con los 6 mejores, para seleccionar a los tres que viajarían a Taiwán.

Aumentando la convocatoria se lograría llegar a la selección de un equipo más que este año. “Solo con pasar etapas, los niños van aumentando sus capacidades, por eso los que finalmente sean seleccionados irán mucho mejor preparados que los que fueron este año”, cometa Nicolás Prieto.

Junto con la convocatoria, el desafío implica también conseguir fondos públicos y sponsors privados, que pueden ser empresas que tengan vínculos con Taiwán –como Acer, Asus, HTC, Giant o Merida–, u otras que apunten al target de los niños.

Según detalla Prieto, el costo más elevado es el del viaje y la estadía en Taiwán. “La empresa que apoye tiene muchas opciones de activaciones en torno a este concurso, además de ser partícipe de un programa educativo relevante”, destaca.
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